CONOCER LA BIBLIA ES ENTENDER LA PALABRA DE DIOS.

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REPUBLICA MEXICANA, Mexico
SEGUIDOR DEL MODELO DE JESUS DE NAZARET

LA LECTURA DE LA BIBLIA.

DESDE NUESTRO PARTICULAR PUNTO DE VISTA,

LEER LA BIBLIA ES CONOCER LO QUE SOMOS,

LO QUE HEMOS SIDO,

LO QUE SEREMOS.


LEER LA BIBLIA ES COMPRENDER LA PALABRA

DE TODOS QUIENES,

ENTENDIERON,

SINTIERON Y

VIVIERON,

CONFIANDO EN DIOS,

EN JESUS,

Y EN EL ESPIRITU SANTO.


LEER LA BIBLIA ES VIVIR DE UNA MANERA

DISTINTA,



MUCHO MEJOR DE LO QUE ANTES


DE ELLO SE PODIA SENTIR O VIVIR.



POR ESO,


Y CON PROFUNDO RESPETO

A LOS

PUNTOS DE VISTA DE

TODAS LAS PERSONAS QUE



PROFESAN


CADA UNA DE LAS RELIGIONES O

CONCEPCIONES DE FÉ,


Y TAMBIEN PENSANDO EN QUIENES NO CREEN.



HEMOS DECIDIDO


UN GRUPO DE PERSONAS QUE


CREEMOS EN LA IMPORTANCIA

DE COMPARTIR,


EL ANALISIS,

LA

REFLEXION,

EL TESTIMONIO Y

LAS EXPERIENCIAS QUE HAN TRANSFORMADO


A NUESTRA VIDA Y



QUE NOS PERMITEN AGRADECER A DIOS

NUESTRO

SEÑOR,

A JESUCRISTO Y AL ESPIRITU SANTO ESTAR


VIVOS Y COMPRENDER EL VALOR DE VIVIR,

A PLENITUD LAS RAZONES


DE DIOS NUESTRO SEÑOR PARA ENVIAR

A SU HIJO AMADO,

A COMUNICAR A

T O D O S,

SIN EXCEPCION,

LAS CARACTERISTICAS DEL PROFUNDO

AMOR DE DIOS A SUS HIJOS, A T O D O S.



POR ELLO Y EN

COMPRENSION Y CONOCIMIENTO DE LAS

ENSEÑANZAS

DE LA PALABRA DE QUIENES


COMPRENDIERON



Y ASIMILARON



EL MENSAJE DE DIOS,


DE JESUS,


Y DEL ESPIRITU SANTO


Y LO PLASMARON PARA EL CONOCIMIENTO


Y BENEFICIO DE LA SOCIEDAD.



CREEMOS QUE ES BUENO

REVIVIR,


COMPARTIR,


SENTIR,


TODO LO QUE


IMPLICA UNA VIDA EN COINCIDENCIA CON


LAS ENSEÑANZAS VIVAS DE LAS SAGRADAS


ESCRITURAS,


QUEREMOS COMPARTIR CON LOS


INTERESADOS


NUESTRA OPINION,

PERO MAS QUE ELLO,

FUNDAMENTALMENTE VITAL

ES SU OPINION,

TODAS LAS OPINIONES RESPECTO A

LAS ENSEÑANZAS DE LA BIBLIA SON

REFERENCIA, EJEMPLO Y TESTIMONIO

DE LA PRESENCIA DE DIOS EN NUESTRAS VIDAS.




CREEMOS QUE ESTA INICIATIVA SERA DE


UTILIDAD


PARA MUCHAS PERSONAS.


MAXIME PORQUE TENEMOS UNA CLARA


CONCEPCION


RESPECTO A LA TOLERANCIA, LA PLURALIDAD, EL


DISCERNIMIENTO Y LA COMPRENSION DE QUE NO


TODOS PODEMOS NI DEBEMOS ESTAR DE


ACUERDO EN


DIFUNDIR COMO ES NUESTRA RELACION


PERSONAL CON DIOS, PERO ES BUENO,


SALVO SU MEJOR OPINION,

COMPARTIR

LO QUE DESEEMOS CON NUESTROS SEMEJANTES


EN RELACION A LO QUE SIGNIFICA PARA

NOSOTROS,

DIOS, JESUS Y EL ESPIRITU SANTO.

HABRA QUIENES NO ESTEN INTERESADOS EN

COMPARTIR SUS EXPERIENCIAS,

HABRA OTROS EN CAMBIO QUE SI QUERRAN.


ESTE BLOG


TIENE COMO OBJETIVO DIFUNDIR LAS


EXPERIENCIAS


QUE HEMOS TENIDO Y QUE NOS HACEN


AGRADECER A


DIOS.


POR ELLO EN NOMBRE DE PERSONAS DE BUENA


FE


QUE GUSTAN


DE TENER EN COMUN EL CARIÑO Y EL AMOR A


DIOS.


ME COMPLACE EN DECIRLES QUE LOS


CRISTIANOS Y CRISTIANAS QUE TOMARON ESTA

INICIATIVA TIENEN SU CORAZON

SU MENTE Y SUS MEJORES DESEOS EN TORNO A

QUE SIEMPRE PODAMOS CONTRIBUIR A DARLES

LA MEJOR BIENVENIDA A SU CONOCIMIENTO

DE LA BIBLIA CADA DIA.

CON MUCHO RESPETO Y CARIÑO.

FRATERNALMENTE:



ANSBERTO ARAFAT NAJERA PEREZ.
SEGUIDOR DE LA DOCTRINA DE JESUS

DIOS NUESTRO SEÑOR LES BENDICE.

CONTACTO, COMENTARIOS, SUGERENCIAS, Y OPINIONES.

CIUDAD JUAREZ CHIHUAHUA.

55 3o 55 10 52.

ansbertoarafat@gmail.com

jurista_2002@hotmail.com.


lunes, 23 de marzo de 2009

QUE ES LA RELIGION? REFLEXIONES ECUMENICAS


ansberto arafat nájera pérez


Es pertinente señalar que religion viene de religare, verbo latino que significaría volver a establecer lazos, en este caso del hombre con su Dios.



Significaría desde nuestro punto de vista que el hombre, ser dependiente de Dios, que es su creador, al conocer con su inteligencia esta dependencia, la asume de una manera consciente y libre.


Es adecuado señalar que algunos autores consideran que religión viene de relegere, volver a leer.


Por último, hay quienes piensan que procede de reelígere, volver a elegir.


En cualquiera de las tres acepciones, salvo su mejor opinion significa, sobre todo, relación con un ser superior, que se llama Dios.


Esa relación tiene unas consecuencias para el hombre, al qué afecta y hace que oriente su vida en lo fundamental, en relación con ese Ser superior. Se podría dar la definición de religión siguiente: reconocimiento personal de esa relación real de dependencia que existe con la divinidad y exteriorización de ese reconocimiento por medio de palabras, gestos, ritos, hechos, etcétera.

Lo principal de la actitud religiosa es: comprender que debemos a Dios nuestra existencia y, con ella, todo lo demás, y que hemos de vivir respondiendo a este regalo divino. La religión es siempre una relación personal. El hombre se relaciona con un ser personal, no con una fuerza ciega de la naturaleza. Y el hombre queda afectado por esa relación. Es una relación de persona a persona. Por eso, como el hombre no tiene sólo capacidad de conocer, sino también, y sobre todo, de querer, tener religión es amar o querer a Dios.



La relación con Dios es tan importante para el hombre, que influye en toda su vida. Un hombre que tiene religión, se comporta en todos sus actos de manera distinta de uno que no la tiene.

Toda religión tiene unas verdades que hay que creer, unas normas de conducta que se deben cumplir y unas manifestaciones exteriores, llamadas culto, con las que se honra a la divinidad.

La relación con Dios hace que el hombre vaya conociendo, cada vez mejor, a ese Dios. Ese conocimiento de Dios mejora, a su vez, el conocimiento de lo que es el mundo y el propio hombre.


El conjunto de estos conocimientos son las verdades de una religión.


Pero la religión no es un mero conocimiento, sino que, si es auténtica religión, se ha de traducir en unos modos de comportarse el hombre, de acuerdo con lo que cree.


En primer lugar, el hombre amará a Dios porque sabe quién es y lo que le debe. Y también amará a los demás hombres porque son criaturas de Dios. Por eso dice la Sagrada Escritura que una religión que no acabe proyectándose en amor al prójimo, es mentira. Hay que añadir que un amor a los hombres (si es posible) sin amor previo a Dios, acaba convirtiéndose en amor de uno mismo, en egoísmo.


Si recordamos lo que señala el viejo testamento los profetas de Israel denuncian con frecuencia la falsa religiosidad del pueblo elegido, le invitan a abandonar toda hipocresía y le colocan frente a obligaciones morales


La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: Visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo. (Epístola del apóstol Santiago, 1, 27)


El lenguaje de la religión


El hombre es un ser compuesto de espíritu y materia. La religión, al ser la actitud más perfecta del hombre, es espiritual. Es, ante todo, una adhesión a Dios con el entendimiento y la voluntad. Consiste, por tanto, en conocerle y amarle.



Pero, al ser el hombre también corporal, la religión se ha de manifestar externamente, corporalmente. Esto hace que se traduzca en gestos, palabras, acciones, trabajos, etcétera.


Entre los diversos actos de la religión hay que destacar la oración. Oración es toda voz, gesto o palabra que expresa la relación religiosa entre el hombre y Dios. La actitud religiosa es principalmente un diálogo entre el hombre y Dios. Pero es un diálogo que repercute en la vida del hombre. Así, por ejemplo, la súplica, alabanza y acción de gracias son algunas de las formas de oración.


Por otro lado, el hombre no vive solo, sino con otros hombres, formando lo que se llama sociedad. Por ello, lo mismo que las demás actividades humanas, la religión se manifiesta también socialmente. De ahí que hayan surgido las celebraciones religiosas comunitarias, las oraciones rituales colectivas, las instituciones religiosas, etcétera.



Pero el hombre no puede hablar y relacionarse con Dios de modo exactamente igual a como lo hace con los demás hombres, porque Dios es superior al hombre y distinto de él. Por eso, las palabras, gestos, etc., que el hombre usa para relacionarse con Dios, siempre son imperfectos y cargados de un valor que los sobrepasa.


Tienen carácter simbólico. Si, por ejemplo, un salmo (oración recogida en la Biblia) dice: El cielo pregona la gloria de Dios», no habla de astronomía, sino de que el firmamento es testigo de la majestad de Dios.


Aunque el hombre puede dirigirse a Dios de muy diversos modos y en todos los lugares y circunstancias, dada su limitación, elige unos lugares, unos objetos, unas expresiones, que consagra o dedica a Dios en exclusiva y que, por ello, se hacen sagrados.


En el Nuevo Testamento, creer es RECONOCER que todas las promesas de Dios se han cumplido en Jesús


El Padrenuestro en su primera parte hace referencia a Dios y pide que se cumpla entre nosotros el primer gran mandamiento de la Ley:


-Vosotros rezad así: Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo- (Mt. 6, 9-10)

En la oración cristiana cuentan también los hombres. Por eso, la segunda parte del Padrenuestro hace referencia a distintas necesidades humanas:


-Danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno» (Mt. 6, 11-13)

miércoles, 11 de febrero de 2009

UN RECORRIDO POR EL TIEMPO, QUE SIEMPRE ES PRESENTE I PARTE


ANSBERTO ARAFAT NAJERA PEREZ






Hace cuatro mil años. — Continentes dormidos. — La gran cuna de nuestra civilización. — Elevadas culturas en el Antiguo Oriente. — Desde muy antiguo se construyeron torres escalonadas y pirámides. — Plantaciones gigantescas junto a canales construidos por el hombre.


— Invasión de tribus árabes procedentes del desierto.

Si se traza una línea en el mapa desde Egipto hasta el Golfo Pérsico, que pase por el Mediterráneo, Palestina y Siria, siguiendo luego el curso del Tigris y del Éufrates a través de Mesopotamia, resulta una media luna perfectamente diseñada.

Hace 4.000 años que aquel potente semicírculo en torno al desierto de Arabia — llamado el "Fértil Creciente" — comprendía una multitud de culturas y de civilizaciones, engarzadas entre sí como perlas de una resplandeciente cadena. Clara luz irradió de ellas para la humanidad. Allí estuvo el centro de la civilización desde la Edad de Piedra hasta la Edad de Oro de las culturas griega y romana.

Cuanto más se aleja la mirada del "Fértil Creciente" hacia el año 2000 antes de Jesucristo, más se acentúa la oscuridad y más raros van siendo los indicios de civilización y de vida cultural. Es como si los pueblos de los otros continentes estuviesen aún dormidos, cual niños próximos a despertar. En el Mediterráneo oriental existe ya un reflejo brillante: en Creta florece el país de los reyes de Minos, fundadores de la primera potencia marítima que existe mención. Hace ya mil años que la ciudadela de Micenas protege a sus habitantes, y una segunda Troya surge hace mucho tiempo sobre las ruinas de la primera.

En la zona próxima a los Balcanes, en cambio, apenas si ha empezado la Edad del bronce primitivo. En la isla de Cerdeña y en la parte occidental de Francia se entierra a los muertos en sepulcros formados por grandes piedras. Estas tumbas megalíticas son la última manifestación de importancia de la Edad de Piedra.

En Gran Bretaña se construye el más célebre santuario de la época megalítica — el templo del Sol, de Stonehenge — cuyo gigantesco círculo de menhires, en Salisbury, constituye aún hoy día una de las curiosidades de Inglaterra envueltas en las brumas de la leyenda. En Germania se utilizan arados de madera para labrar la tierra.


A los pies del Himalaya se extingue, parpadeando sobre el valle del Indo, la solitaria luz de una isla cultural. Sobre China, en las extensas estepas rusas y sobre África reina la oscuridad. Al otro lado de las aguas del Atlántico dormita el continente de América.

Mientras tanto, en el "Fértil Creciente" y en Egipto existe una multitud desconcertante de culturas y civilizaciones altamente desarrolladas. Desde hace mil años los faraones ocupan su trono. Hacia el año 2000 antes de J.C. está en él Amenemhet I, el fundador de la XII dinastía. Su esfera de influencia se extiende desde Nubia, al sur de la segunda catarata del Nilo, por la península de Sinaí hasta Canaán y Siria, cubriendo un territorio tan grande como Noruega. A orillas del Mediterráneo florecen las ricas ciudades marítimas de los fenicios. En el Asia Menor, en el corazón de la actual Turquía, el poderoso reino de los hititas se halla en tren de fundarse.


En el País de los Dos Ríos, entre el Tigris y el Éufrates, gobiernan los reyes de Sumeria y de Akkad. Tributarios suyos son los pequeños reinos esparcidos desde el Golfo Pérsico hasta las fuentes del Éufrates.

Las grandiosas pirámides de Egipto y las poderosas torres escalonadas de Mesopotamia han contemplado ya el paso de muchísimos siglos. Durante dos milenios tienen haciendas y plantaciones tan extensas como los grandes cultivos de hoy día, que dan cosechas de cereales, legumbres y frutos delicadísimos en los valles, irrigados artificialmente, del Nilo, el Éufrates y el Tigris.


En todo el "Fértil Creciente" y en todo el reino de los Faraones se utiliza la escritura con caracteres cuneiformes y jeroglíficos. La usan los poetas, los empleados de la corte y del gobierno; para el comercio hace tiempo que se hizo indispensable. El activo intercambio de mercancías que realizan grandes importadores y exportadores del País de los Dos Ríos y Egipto por rutas de caravanas y vías de navegación desde el Golfo Pérsico a Siria y Asia Menor, desde el Nilo, por mar, a Chipre, Creta y aún el Mar Negro, se refleja en la correspondencia comercial grabada en las tablillas de barro o trazada en los papiros.


Los productos más codiciados entre la multitud de valiosas mercancías son el cobre de las minas egipcias de las montañas del Sinaí, la plata de las montañas del Tauro, en Asia Menor, el oro y el marfil de Somalilandia, en África Oriental, y de Nubia, en el curso del Nilo, los tintes de púrpura de las ciudades fenicias, en la costa de Canaán, el incienso y especias raras de la Arabia Meridional, el delicado lino de los telares egipcios y los bellos vasos de la isla de Creta.


La poesía y la ciencia están en pleno florecimiento. En Egipto surge la primera literatura amena y la primera poesía profana. El País de los Dos Ríos está atravesando ya su época de renacimiento. Los filólogos de Akkad, el gran reino del bajo Éufrates, componen la primera gramática y el primer diccionario bilingüe. La leyenda de Gilgamesh y las leyendas de los antiguos sumerios sobre la Creación y el diluvio universal se convierten, puestas en acádico — el lenguaje del mundo de entonces —, en epopeyas de carácter altamente dramático.


Los médicos de Egipto componen sus medicamentos con plantas curativas de virtud probada, guiándose por recetarios; los cirujanos discuten entre sí sobre conocimientos anatómicos. Los matemáticos del país del Nilo llegan, por caminos empíricos, a la determinación de los lados del triángulo, para la cual cinco siglos después el griego Pitágoras establecerá su conocido axioma. Los ingenieros del País de los Dos Ríos resuelven sobre la base de la práctica el problema del cálculo del cuadrado. ¡Hasta los astrónomos, aunque exclusivamente al servicio de la Astrología, establecen, basándose en observaciones de gran exactitud, las órbitas de los planetas!

Profunda paz y bienestar tienen que haber reinado en ese mundo junto al Nilo, el Éufrates y el Tigris, pues hasta ahora no se ha encontrado ninguna inscripción de aquellos tiempos que hable de grandes hechos guerreros.

Mas del corazón de este "Fértil Creciente," de las refulgentes y estériles inmensidades del desierto arábigo, allí donde éste es bañado por las aguas del Océano índico, irrumpió por aquellos tiempos, en ingentes oleadas hacia el Norte y el Noroeste, hacia Mesopotamia, Siria y Palestina, un tropel de pueblos y tribus formados por nómadas semíticos. En ininterrumpidas bandadas los amoritas (nombre que significa "occidentales") se desplegaron sobre los reinos del "Fértil Creciente."

El reino de Sumeria y Akkad se derrumbó en el año 1960 antes de J.C., bajo los obstinados ataques de aquellos invasores. Los amoritas fundaron una serie de estados y dinastías. Una de ellas tenía que alcanzar, con el tiempo, el predominio: la primera dinastía de Babilonia, centro del poder desde el año 1830 al 1530 antes de Jesucristo. Su sexto rey fue el célebre Hammurabi.

A una de aquellas tribus semitas nómadas le estaba reservada una misión de suma trascendencia para la suerte de millones y millones de seres de todo el mundo hasta nuestros días. Era un pequeño grupo, quizá sólo una familia, desconocida e insignificante como un diminuto grano de arena llevado por el viento del desierto: ¡la familia de Abraham, el primer padre de los patriarcas!

martes, 10 de febrero de 2009

LAS SAGRADAS ESCRITURAS, CONSIDERACIONES DE ESTUDIO


ANSBERTO ARAFAT NAJERA PEREZ


Ningún método científico para el estudio de la Biblia está en condiciones de corresponder a toda la riqueza de los textos bíblicos.


Cualquiera que sea su validez, el método histórico-crítico no puede bastar. Deja forzosamente en la sombra numerosos aspectos de los escritos que estudia. No es de admirarse, pues, si actualmente se proponen otros métodos y enfoques para profundizar tal o cual aspecto digno de atención.


En esta ocasion presentaremos algunos métodos de análisis literario que se han desarrollado recientemente.


Aprovechando los progresos realizados en nuestro tiempo por los estudios lingüísticos y literarios, la exégesis bíblica utiliza cada vez más los métodos nuevos de análisis literario, en particular el análisis retórico, el análisis narrativo y el análisis semiótico.


1. Análisis retórico


En realidad, el análisis retórico no es en sí mismo un método nuevo. Nuevo es, sin embargo, por una parte, su uso sistemático para la interpretación de la Biblia, y por otra, el nacimiento y el desarrollo de una "nueva retórica".


La retórica es el arte de componer un discurso persuasivo. Puesto que todos los textos bíblicos son en algún grado textos persuasivos, un cierto conocimiento de la retórica forma parte del instrumentario normal del exegeta. El análisis retórico debe ser conducido de modo crítico, ya que la exégesis científica es una tarea que se somete necesariamente a las exigencias del espíritu crítico.


Muchos estudios bíblicos recientes han acordado una gran atención a la presencia de la retórica en la Escritura. Se pueden distinguir tres aproximaciones diferentes:

la primera se apoya sobre la retórica clásica greco-latina;

la segunda se preocupa de los procedimientos semíticos de composición;

la tercera se inspira en las investigaciones modernas llamadas "nueva retórica".

Toda situación de discurso comporta la presencia de tres elementos: el orador (o autor), el discurso (o texto), y el auditorio (o destinatario). La retórica clásica distingue, en consecuencia, tres factores de persuasión que contribuyen a la cualidad de un discurso: la autoridad del orador, la argumentación del discurso y las emociones que suscita en el auditorio. La diversidad de situaciones y de auditorios influye grandemente sobre el modo de hablar. La retórica clásica, desde Aristóteles, admite la distinción de tres géneros de elocuencia: el género judicial (delante de los tribunales), el deliberativo (en las asambleas políticas), y el demostrativo (en las celebraciones).

Constatando la enorme influencia de la retórica en la cultura helenística, un número creciente de exegetas utiliza los rasgos de la retórica clásica para analizar mejor ciertos aspectos de los escritos bíblicos, sobre todo del Nuevo Testamento.

Otros concentran su atención sobre los rasgos específicos de la tradición literaria bíblica.


Enraizada en la cultura semítica, ésta manifiesta un gusto pronunciado por las composiciones simétricas, gracias a las cuales se establecen relaciones entre los diferentes elementos del texto.


El estudio de múltiples formas de paralelismo y de otros procedimientos semíticos de composición debería permitir discernir mejor la estructura literaria de los textos y llegar así a una mejor comprensión de su mensaje.

Desde un punto de vista más general, la "nueva retórica" quiere ser algo más que un inventario de figuras de estilo, de artificios oratorios y de tipos de discurso. Ella investiga por qué tal uso específico del lenguaje es eficaz y llega a comunicar una convicción. Quiere ser "realista", rehusando limitarse al simple análisis formal. Otorga a la situación del debate la debida atención. Estudia el estilo y la composición como medios de ejercitar una acción sobre el auditorio. Con esta finalidad, aprovecha los aportes recientes de disciplinas como la lingüística, la semiótica, la antropología y la sociología.

Aplicada a la Biblia, la "nueva retórica" quiere penetrar en el corazón del lenguaje de la Revelación en cuanto lenguaje religioso persuasivo y medir su impacto en el contexto social de la comunicación.

Porque aportan un enriquecimiento al estudio crítico de los textos, los análisis retóricos merecen mucha estima, sobre todo sus recientes profundizaciones. Ellos reparan una negligencia que ha durado largo tiempo, y permiten descubrir o ponen más en claro perspectivas originales.

La "nueva retórica" tiene razón en llamar la atención sobre la capacidad persuasiva y convincente del lenguaje. La Biblia no es simplemente un enunciado de verdades. Es un mensaje dotado de una función de comunicación en un cierto contexto, un mensaje que comporta un dinamismo de argumentación y una estrategia retórica.

Los análisis retóricos tienen, sin embargo, sus límites. Cuando se contentan con ser descriptivos, sus resultados no tienen frecuentemente más que un interés estilístico. Fundamentalmente sincrónicos, no pueden pretender constituir un método independiente que se bastaría a sí mismo.


Su aplicación a los textos bíblicos suscita más de una cuestión: ¿pertenecían los autores de estos textos a los medios más cultivados? ¿Hasta qué punto han seguido las reglas de la retórica para componer sus escritos? ¿Qué retórica es más pertinente para el análisis de tal escrito determinado: la greco-latina o la semítica? ¿No se corre el peligro de atribuir a ciertos textos bíblicos una estructura retórica demasiado elaborada? Estas preguntas (y otras) no deben disuadir de emplear este género de análisis. Ellas invitan solamente a no recurrir a él sin discernimiento.

2. Análisis narrativo


La exégesis narrativa propone un método de comprensión y de comunicación del mensaje bíblico que corresponde a las formas de relato y de testimonio, modalidades fundamentales de la comunicación entre personas humanas, características también de la Sagrada Escritura. El Antiguo Testamento, en efecto, presenta una historia de salvación cuyo relato eficaz se convierte en sustancia de la profesión de fe, de la liturgia y de la catequesis (cf. Sal 78,3-4; Ex 12,24-27; Deut 6,20-25; 26,5-11). Por su parte, la proclamación del kerigma cristiano comprende la secuencia narrativa de la vida, de la muerte y de la resurrección de Jesucristo, acontecimientos de los cuales los evangelios nos ofrecen el relato detallado. La catequesis se presenta también bajo forma narrativa (cf. 1ª Cor 11,23-25).


A propósito del enfoque narrativo, conviene distinguir el método de análisis, y la reflexión teológica.


Actualmente se proponen numerosos métodos de análisis. Algunos parten del estudio de modelos narrativos antiguos. Otros se apoyan sobre tal o cual "narratología" actual, que puede tener puntos comunes con la semiótica. Particularmente atento a los elementos del texto que conciernen a la intriga, a los personajes y al punto de vista tomado por el narrador, el análisis narrativo estudia el modo como se cuenta una historia para implicar al lector en el "mundo del relato" y en su sistema de valores.


Varios métodos introducen una distinción entre "autor real" y "autor implícito", "lector real" y "lector implícito". El "autor real" es la persona que ha compuesto el relato. "Autor implícito" designa la imagen del autor (con su cultura, su temperamento, sus tendencias, su fe, etc.) que el texto engendra progresivamente en el curso de la lectura. Se llama "lector real" a toda persona que tiene acceso al texto, desde los primeros destinatarios que lo han leído o escuchado leer hasta los lectores u oyentes de hoy. Por "lector implícito" se entiende aquél que el texto presupone y produce, que es capaz de efectuar las operaciones mentales y afectivas requeridas para entrar en el mundo del relato, y de responder del modo pretendido por el autor real a través del autor implícito.


Un texto sigue ejerciendo su influencia en la medida en que los lectores reales (por ejemplo, nosotros mismos, al final del siglo XX) pueden identificarse con el lector implícito. Una de las tareas mayores de la exégesis es facilitar esta identificación.


Con el análisis narrativo se relaciona una manera nueva de apreciar el alcance de los textos. Mientras el método histórico-crítico considera más bien el texto como una "ventana", que permite entregarse a observaciones sobre tal o cual época (no solamente sobre los hechos narrados, sino también sobre la situación de la comunidad para la cual han sido narrados), el análisis narrativo subraya que el texto funciona igualmente como un "espejo", en el sentido de presentar una cierta imagen del mundo (el "mundo del relato"), que ejerce su influjo sobre los modos de ver del lector y lo lleva a adoptar ciertos valores más bien que otros.


A este género de estudio, típicamente literario, se asocia la reflexión teológica, que considera las consecuencias que comporta, para la adhesión a la fe, la naturaleza del relato (y por tanto el testimonio) de la Sagrada Escritura, y deduce de allí una hermenéutica práctica y pastoral. Se reacciona así contra la reducción del texto inspirado a una serie de tesis teológicas, frecuentemente formuladas según categorías y lenguaje no escriturísticos. Se pide a la exégesis narrativa rehabilitar, en contextos históricos nuevos, los modos de comunicación y de significación propios del relato bíblico, a fin de abrir mejor el camino a su eficacia para la salvación. Se insiste sobre la necesidad de "narrar la salvación" (aspecto "informativo" del relato), y de "narrar en vista de la salvación" (aspecto "performativo"). El relato bíblico, en efecto, contiene explícita o implícitamente, según los casos, una llamada existencial dirigida al lector.


Para la exégesis de la Biblia, el análisis narrativo presenta una utilidad evidente, porque corresponde a la naturaleza narrativa de un gran número de textos bíblicos. Puede contribuir a facilitar el paso, frecuentemente difícil, del sentido del texto en su contexto histórico (tal como el método histórico-crítico procura definirlo), al alcance del texto para el lector de hoy. Como contrapartida, la distinción entre "autor real" y "autor implícito" aumenta la complejidad de los problemas de interpretación.


Cuando se aplica a los textos de la Biblia, el análisis narrativo no puede contentarse con aplicar modelos preestablecidos. Más bien debe esforzarse por corresponder a su carácter específico. Su acercamiento sincrónico a los textos exige ser completado por estudios diacrónicos. El análisis narrativo debe cuidarse, por otra parte, de una posible tendencia a excluir toda elaboración doctrinal de los datos que contienen los relatos de la Biblia. Se encontraría en tal caso en desacuerdo con la tradición bíblica misma, que practica este género de elaboración, y con la tradición eclesial, que ha continuado por este camino. Conviene notar, finalmente, que no se puede considerar la eficacia existencial subjetiva de la Palabra de Dios trasmitida narrativamente como un criterio suficiente de la verdad de su comprensión.


3. Análisis semiótico


También entre los métodos llamados sincrónicos, que se concentran sobre el estudio del texto bíblico en su estado final, se sitúa el análisis semiótico, que desde hace unos veinte años se ha desarrollado notablemente en algunos ambientes. Llamado inicialmente con el término general de estructuralismo, este método puede reclamar como su fundador el lingüista suizo Ferdinand de Saussure, quien, al comienzo de este siglo, elaboró la teoría de que toda lengua es un sistema de relaciones, que obedece a reglas determinadas. Muchos lingüistas y literatos han tenido una señalada influencia en la evolución del método. La mayor parte de los biblistas que utilizan la semiótica para el estudio de la Biblia siguen a Algirdas J. Greimas y la escuela de París, de la cual es el fundador. Acercamientos o métodos análogos, fundados sobre la lingüística moderna, se desarrollan también en otras partes. Es el método de Greimas el que presentaremos brevemente.

La semiótica se apoya sobre tres principios o presupuestos principales:


Principio de inmanencia: cada texto forma un sistema de significación; el análisis considera todo el texto, pero solamente el texto. No recurre a datos "exteriores", como el autor, los destinatarios, los acontecimientos narrados, la historia de la redacción.

Principio de estructura del sentido: el sentido no existe sino por la relación y en la relación, especialmente la relación de diferencia. El análisis de un texto consiste, pues, en establecer el tejido de relaciones (de oposición, de homologación...) entre los elementos, a partir del cual se construye el sentido del texto.

Principio de la gramática del texto: cada texto respeta una gramática, es decir un cierto número de reglas o estructuras; en un conjunto de frases llamado discurso, hay diferentes niveles, cada uno de los cuales tiene su gramática.

El contenido global de un texto puede ser analizado en tres niveles diferentes:

El nivel narrativo. Se estudian, en el relato, las transformaciones que permiten pasar del estado inicial al estado terminal. En el interior de un "itinerario narrativo", el análisis procura descubrir las diversas fases, lógicamente ligadas entre ellas, que marcan la transformación de un estado en otro diferente. En cada una de estas fases, se precisan las relaciones entre los "papeles" asumidos por los "actantes" que determinan los estados y producen las transformaciones.

El nivel discursivo. El análisis consiste en tres operaciones:

la identificación y clasificación de las figuras, es decir, de los elementos de significación de un texto (actores, tiempos y lugares);


el establecimiento de los itinerarios de cada figura en un texto para determinar el modo como el texto la utiliza;


la búsqueda de los valores temáticos de las figuras. Esta última operación consiste en determinar "en nombre de qué cosa" (= valor) las figuras, en un texto concreto, siguen tal itinerario.


El nivel lógico-semántico. Es el nivel llamado profundo. Es también el más abstracto. Supone el postulado de que las formas lógicas y significativas subyacen a las organizaciones narrativas y discursivas de tal discurso. El análisis en este nivel consiste en precisar la lógica que preside las articulaciones fundamentales de los itinerarios narrativos y figurativos de un texto. Para lograrlo se emplea frecuentemente un instrumento llamado el "cuadrado semiótico", figura que utiliza las relaciones entre dos términos "contrarios" y dos "contradictorios" (por ejemplo: blanco y negro, blanco y no blanco, negro y no negro).


Los teóricos del método semiótico no dejan de aportar nuevos desarrollos. Las investigaciones actuales se centran sobre la enunciación y sobre la intertextualidad. El método, aplicado inicialmente a los textos narrativos de la Escritura, que se prestan más fácilmente a tal análisis, se utiliza cada vez más para otros tipos de discursos bíblicos.


La descripción de la semiótica presentada y sobre todo el enunciado de sus presupuestos, dejan ya entrever los aportes y los límites de este método. La semiótica contribuye a nuestra comprensión de la Escritura, Palabra de Dios expresada en lenguaje humano, haciéndonos más atentos a la coherencia de cada texto bíblico como un todo, que obedece a mecanismos lingüísticos precisos.


La semiótica no puede ser utilizada para el estudio de la Biblia si no se distingue este método de análisis de ciertos presupuestos desarrollados en la filosofía estructuralista, es decir, la negación de los sujetos y de la referencia extratextual. La Biblia es una Palabra sobre la realidad, que Dios pronunció en una historia y que nos dirige hoy por medio de autores humanos.


El acercamiento semiótico debe estar abierto a la historia: la de los actores de los textos, primero; la de su autores y sus lectores, después. Existe el grave riesgo, entre quienes utilizan el análisis semiótico, de quedarse en un estudio formal del contenido, y de no explicitar el mensaje de los textos.


Si el análisis semiótico no se pierde en los arcanos de un lenguaje complicado, sino que es enseñado en términos simples y en sus elementos principales, puede dar a los cristianos el gusto de estudiar el texto bíblico y de descubrir algunas de sus dimensiones de sentido, sin poseer todos los conocimientos históricos que se refieren a la producción del texto y a su mundo socio-cultural.


Puede también demostrarse útil en la pastoral misma, por medio de una cierta apropiación de la Escritura en medios no especializados.

lunes, 9 de febrero de 2009

LA LECTURA DE LA BIBLIA, COMO REFLEXION COMPARTIDA Y EL CONCEPTO DE FE


Ansberto Arafat Najera Perez.


La palabra «fe» (en griego pistis o pisteuein, «creer») es un término más bien engañoso; parece simple, pero en realidad se trata de un término muy difícil de entender y traducir.


Al examinar las cartas del NT, nos encontramos con muchos versículos que contienen la palabra «fe» y son bastante difíciles de comprender. Ello se debe a que la palabra «fe» se utiliza a menudo como un vocablo sin objeto definido y sin ningún indicio que revele lo que realmente significa.


En este artículo discutiremos varios significados de la palabra «fe» con ejemplos tomados de las cartas del NT. Naturalmente, es imposible discutir todas las referencias a la «fe» en un breve artículo, pero intentaremos echarles un vistazo a algunos de los pasajes más complicados. Siempre que sea posible, sugeriremos formas de reestructurarlos; o sea, diferentes maneras de expresar el significado del texto.


Fe» como confianza y entrega a alguien


El significado primario de «fe» en las cartas, y de hecho, en todo el NT, es entrega voluntaria a una persona o poder más alto que uno mismo. Esta entrega se caracteriza por una confianza y dedicación totales a ese poder superior. El objeto de la «fe» en ese caso es usualmente Dios o Cristo, o ambos, en dependencia del contexto.


Comprendida de esta manera, la «fe» es un término relacional: la respuesta de una persona al amor, el cuidado, el perdón y el poder salvador de Dios.


Por medio de esta respuesta de confianza y entrega, una persona es aceptada por Dios como uno de sus hijos, como ciudadano del reino de Dios, como parte del pueblo de Dios.


A continuación algunos ejemplos.

Romanos 1.5 «... para la obediencia a la fe...»
Reestructuración: «para confiar en Cristo y obedecerlo».
Romanos 1.17 «Mas el justo por la fe vivirá».

Como esta es una cita del AT, es preferible considerar a Dios, en lugar de Cristo, como objeto de «fe».


Reestructuración que se sugiere: «La persona que tiene una buena relación con Dios debido a que confía en él, vivirá.».


Romanos 4.12 «... siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham...»

Como Abraham es un personaje del AT, es aconsejable entender que Dios es el objeto de la «fe» en este versículo. Reestructuración sugerida: «confían en Dios de la misma manera que lo hizo nuestro antepasado Abraham».


Romanos 10.8 «Esta es la palabra de fe que predicamos.»


Reestructuración sugerida: «Este es el mensaje que predicamos: que deben poner su confianza en Cristo.»


Romanos 10.17 «Así que la fe es por el oir...»


Reestructuración sugerida: «La gente llega a confiar en Cristo oyendo el mensaje...»

1 Corintios 13.13 «Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres, pero el mayor de ellos es el amor.»


Al considerar 1 Corintios como un todo, y especialmente el contexto inmediato del capítulo 13 (los capítulos 12 y 14), podemos llegar a la conclusión de que aquí el objeto de la «fe» es Cristo, el objeto de la «esperanza», Dios, y la meta del «amor», las demás personas. Reestructuración sugerida: «Entre tanto, hay tres cosas que debemos continuar haciendo: confiar en Cristo, esperar en Dios y amar a los otros.


La más importante de estas es amar a los otros».


2 Corintios 5.7 «(porque por fe andamos, no por vista)».


Reestructuración: «porque vivimos, no por lo que vemos, sino simplemente confiando en Cristo». O: «porque lo más importante en nuestra vida no es lo que vemos, sino en quién confiamos, esto es, en Cristo».


Gálatas 3.2 «¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oir con fe?»


Literalmente, el versículo dice en su parte final «oir con fe», como traduce la RVR-60. La «fe» puede ser entendida como «creer en el mensaje», que es lo que la Good News Bible (GNB) ha hecho. Sin embargo, podríamos decir que una persona no recibe el Espíritu de Dios simplemente al creer en el mensaje, sino al confiar en el contenido del mensaje, o sea, en Cristo.


Reestructuración sugerida: «... confiando en Cristo como resultado de oir el mensaje».

Gálatas 3.23 «Pero antes de que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada».

En este versículo parece que se utiliza el vocablo «fe» para referirse a un período particular de la historia, o sea, a la venida de Cristo al mundo. Combinando esto con la idea de Cristo como objeto de la «fe», arribamos a la reestructuración siguiente: «Pero antes que confiásemos en Cristo, la ley nos mantuvo encerrados como prisioneros. Esta era nuestra condición hasta que Dios reveló [envió] a Jesucristo, en quien podemos poner nuestra confianza.»

Gálatas 5.6 «... sino la fe que obra por el amor».

Reestructuración sugerida: «Lo que importa es que confiemos en Cristo, y como resultado también amemos a los otros.»

Efesios 6.16 «Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno».

Nos enfrentamos aquí a figuras del discurso que nos obligan a pensar acerca del tema de que se habla, la imagen o metáfora que se usa, y lo que sirve de base a la comparación entre el tema y la imagen utilizada. En la primera parte del versículo, el tema es la «fe», el escudo es la imagen, y el punto de comparación es la «protección» que este ofrece. Una vez comprendido esto, podemos sugerir la reestructuración siguiente: «Confíen en Cristo en todo tiempo, de manera que estén protegidos de todos los fieros ataques del maligno.»

1 Tesalonicenses 5.8 «... habiéndonos vestido con la coraza de fe y amor, y con la esperanza de salvación como yelmo».

Otra vez aquí nos enfrentamos a figuras del lenguaje. «Coraza» y «yelmo» son armas para luchar en contra de alguien, o para protegernos de alguien. Se sugiere la reestructuración siguiente: «Debemos seguir confiando en Cristo, amándonos mutuamente, y esperando que Dios nos salve. Estas son las armas que nos protegen contra el maligno.»

2 Tesalonicenses 1.11 «... y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder».

Aquí «obra» debe ser comprendida como resultado de la «fe», y en ese caso es posible la reestructuración siguiente: «... la obra que ustedes hacen como resultado de haber puesto su confianza en Cristo».

La «fe» como virtud cristiana


En segundo lugar, la «fe» puede ser entendida como una virtud cristiana. Los pasajes bajo este encabezamiento deben dividirse en tres categorías.


Primero que todo, hay pasajes que ponen énfasis en la calidad de la «fe». Aquí el significado de «fe» todavía es confianza en Cristo o Dios, pero el énfasis no descansa tanto en la confianza propiamente dicha como en la calidad de tal confianza. A continuación algunos ejemplos:

Romanos 1.8 «... de vuestra fe se divulga por todo el mundo».

Si la «fe» se interpreta aquí simplemente como confianza en Cristo, entonces la reestructuración sería: «todo el mundo escucha de la dedicación de ustedes a Cristo».

2 Timoteo 4.7 «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.»

A continuación, dos reestructuraciones posibles: «He confiado en Cristo hasta el final» «He sido fiel (a Cristo) hasta el final»

Romanos 1.12 «esto es, para ser mutuamente confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí».

Reestructuración sugerida: «Cuando vean cuánto yo confío en Cristo, y cuando yo vea cómo ustedes confían también en Cristo, nos sentiremos mutuamente confortados.»

En segundo lugar, hay muchos pasajes donde la «fe» se coloca en una lista junto con otras virtudes, como el gozo, la santidad, la justicia, el amor y así por el estilo.

Algunos ejemplos:

2 Corintios 8.7 «Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en ciencia...»


Reestructuración sugerida: «Ustedes son ricos en todo lo que tienen. Confían en Cristo tanto, hablan con tanta elocuencia, saben tanto...»

2 Corintios 10.15 «... conforme crezca vuestra fe...»


Reestructuración sugerida: «... ustedes confiarán en Jesucristo más y más...»


2 Timoteo 2.22 «Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.»


La sección media de este versículo puede ser reestructurada como sigue: «Busca cumplir la voluntad de Dios (o, seguir el bien), confiar constantemente en Cristo, amar a otras personas y estar en paz con los demás.»


1 Timoteo 6.11 «... sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.»

Reestructuración sugerida: «... trata de seguir la voluntad de Dios, para hacer lo que es bueno, confiar en Cristo constantemente, amar a otros, soportar el sufrimiento y ser amable.»

1 Timoteo 6.12 «Pelea la buena batalla de la fe...»


Aquí «fe» es definitivamente una virtud cristiana, y quizás pueda ser mejor traducida como «la vida cristiana». Lo siguiente se sugiere como una posible reestructuración: «La vida cristiana es como una carrera. Corre lo mejor que puedas y tendrás vida eterna».

Finalmente, hay pasajes en los que la «fe» está incluida en la lista de dones del Espíritu Santo, no primariamente como una virtud, sino como una herramienta para ministrar y servir al pueblo de

Dios.


Algunos ejemplos:


Romanos 12.3 «... conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno».


Aquí parece que la «fe» contiene un componente de «habilidad». Por lo tanto, la reestructuración siguiente es quizás posible: «... de acuerdo con la habilidad que Dios les haya dado como resultado de la confianza de ustedes en él». (Véase también 12.6.)


1 Corintios 12.9 «... a otro, fe por el mismo Espíritu».

Aquí también se debe sugerir una reestructuración como esta: «Uno y el mismo Espíritu le da a una persona el poder para confiar en Cristo de una manera inusual» o, «Uno y el mismo Espíritu le da a una persona una habilidad inusual debido a su confianza en Cristo.»


1 Corintios 13.2 «... y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes...»

Reestructuración sugerida: «Debo confiar en Dios de tal manera que pueda trasladar montañas.»
Aceptar algo como verdadero


En tercer lugar, la «fe» puede ser entendida como la acción de aceptar algo como verdadero o válido. El objeto de la «fe» puede ser aquí alguna información acerca de Dios o de Cristo, o la opinión de alguien sobre algo.


Lo importante que debe ser tomado en cuenta en este caso es que el objeto de la «fe» es una idea, no una persona.


Aunque muchas de las cartas contienen ejemplos sobre este particular uso de la «fe», el mejor de ellos es Santiago 2.14-26, ese famoso pasaje acerca de la «fe» y las «obras». En la superficie, las afirmaciones de Santiago contradicen las ideas de Pablo sobre la «fe». Pero cuando se observa el hecho de que para Pablo «fe» significa fundamentalmente confianza en Cristo y entrega a él, en tanto que para Santiago representa esencialmente la aceptación mental de que algo es verdad, entonces la contradicción desaparece, o por lo menos se atenúa.


En lo que sigue se ofrecen algunos versículos tomados de Santiago y las reestructuraciones Sugeridas.


Santiago 2.14 «Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?»


Reestructuraciones sugeridas: (1) «Hermanos míos, ¿de qué le vale a alguien decir que es cristiano si sus acciones no lo demuestran? ¿Puede salvarle tal profesión de fe?» (2) «Hermanos míos, ¿de qué le vale a alguien decir que cree en lo que otros cristianos creen si sus acciones no lo demuestran? ¿Puede salvarle tal creencia?»


Santiago 2.17 «Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma».


Reestructuración: «Así también es con la persona que se declara cristiana (o, quien profesa creer como los demás cristianos). Si eso es todo lo que hace, y no hace nada más, entonces no tiene ningún significado tal profesión de fe.»


Santiago 2.18 «Pero alguno dirá: Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras y yo te mostraré mi fe por mis obras.»


Reestructuración: «Pero alguien dirá: Una persona cree en algo, otra persona actúa. Mi respuesta es: Enséñame cómo alguien puede creer en algo sin mostrarlo en lo que hace. Te mostraré que creo en algo por medio de lo que hago».


Santiago 2.24 «Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.»


Reestructuración: «Ustedes ven entonces que es por sus acciones como una persona se reconcilia con Dios, y no simplemente declarando que cree verdaderas ciertas cosas.»

La «fe» como «doctrina» o «enseñanza»


En cuarto lugar, la «fe» puede ser entendida como una doctrina o enseñanza de la iglesia cristiana. Este uso del término «fe» aparece con bastante frecuencia en las cartas pastorales, esto es, en 1 y 2 de Timoteo y en Tito, lo cual presupone la existencia de un cuerpo formal de enseñanzas o doctrinas al cual la gente puede darle su asentimiento. A continuación algunos ejemplos.


Filipenses 1.27 «... combatiendo unánimes por la fe del evangelio».

Si la «fe» se entiende aquí como doctrina, entonces es posible la reestructuración siguiente: «... combatiendo para preservar las verdaderas enseñanzas del evangelio».


También es posible tomar «fe» como un equivalente de «confianza en Cristo», en cuyo caso se puede reestructurar así: «... trabajando juntos para que otros lleguen a conocer las buenas noticias y pongan su confianza en Cristo».


1 Timoteo 4.1 «... en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe...»


Reestructuración: «... algunos abandonarán la fe en los últimos tiempos...»


1 Timoteo 5.8 «... ha negado la fe, y es peor que un incrédulo».


Reestructuración: «... ha dejado virtualmente de ser un cristiano».


1 Timoteo 6.10 «... se extraviaron de la fe...»


Reestructuración: «... abandonaron la iglesia y dejaron de ser cristianos...».


2 Timoteo 2.18 «... y trastornan la fe de algunos».


Reestructuración: «... haciendo que algunos creyentes duden de lo que han creído» (Véase también 2.2.)


Tito 1.13 «... para que sean sanos en la fe».


Reestructuración: «... para que puedan creer en sanas doctrinas».


La «fe» como movimiento religioso


En quinto lugar, la «fe» puede ser entendida como un movimiento religioso, esto es, la iglesia cristiana, o la «fe» cristiana, o la fraternidad del pueblo de Dios. Aquí hay algunos ejemplos:

Gálatas 1.23 «Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba.»


Es posible interpretar aquí la «fe» como una enseñanza o doctrina. Sin embargo, es más probable que se refiera a un movimiento religioso. Reestructuración posible: «El hombre que acostumbraba a perseguirnos ahora habla en favor del movimiento que una vez trató de destruir.»


Filipenses 1.25 «Y confiado en esto, sé que quedaré, que aún permaneceré con todos vosotros, para vuestro provecho y gozo de la fe.»


Aquí «fe» puede ser traducido como «fraternidad cristiana» o «vida cristiana».


1 Tesalonicenses 3.10 «... orando de noche y de día con gran insistencia, para que veamos vuestro rostro, y completemos lo que falte a nuestra fe».


Aquí la «fe» puede entenderse como una virtud cristiana, o como una enseñanza, pero es más probable que se refiera a la fraternidad cristiana.


Tito 1.4 «... a Tito, verdadero hijo en la común fe».


Reestructuración: «... a Tito, verdadero hijo en la comunidad cristiana a la cual tú y yo pertenecemos».


«Fe» como certeza o convicción


En sexto lugar, como en Hebreos 11, la «fe» debe ser entendida como certeza o convicción. No es tanto creer en algo o alguien, sino estar cierto en lo que se cree. Aparte de Hebreos 11, aquí hay otros ejemplos:


1 Corintios 2.5 «... para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios».


Es posible tomar aquí la «fe» como confianza en Cristo, lo cual da lugar a la reestructuración siguiente: «Ustedes confían en Cristo, no debido a sabiduría humana, sino a causa del poder de Dios».


Pero también es posible interpretar aquí «fe» como «certeza» o «convicción», en cuyo caso el versículo se puede reestructurar así: «La certeza de que no han descansado en humana sabiduría, sino en el poder de Dios».


Romanos 14.1 «... al débil en la fe...»


Reestructuraciones posibles: «la persona que no está segura de lo que cree». «la persona que tiene escrúpulos acerca de lo que cree».


Romanos 14.23 «Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado.»


Reestructuraciones posibles: (1) «... porque su conducta no está basada en lo que es bueno o malo. Y todo lo que no esté basado en tal convicción es pecado»; (2) «... porque su conducta no está basada en lo que cree correcto...»

Cristianos


Por último, en el NT la expresión «aquellos que creen» (GNB: «creyentes») se refiere a quienes ya han puesto su confianza en Cristo y se han convertido en parte de la fraternidad cristiana; por ende, en cristianos o «miembros de la iglesia».


Algunos ejemplos:


1 Corintios 3.5 «Servidores por medio de los cuales habéis creído...»
Las siguientes reestructuraciones son posibles: (1) «Servidores a través de los cuales ustedes fueron conducidos a confiar en Cristo...»; (2) «Servidores a través de los cuales ustedes llegaron a ser cristianos...»


Efesios 1.19 «y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos...»


Reestructuraciones posibles: «... para con nosotros que confiamos en Cristo...»; o «... en nosotros los cristianos». Otros ejemplos de este uso se encuentran en 1 Tesalonicenses 2.13 («... la cual actúa en vosotros los creyentes»); 2 Tesalonicenses 1.10 («... y ser admirado en todos los que creyeron»);


Filemón 5-6.

Conclusión


Lo que hemos hecho en este artículo es muy provisional y limitado. Pero es una ilustración de lo que puede y necesita hacerse con muchos de los términos teológicos de la Biblia que parecen simples, pero que en realidad son bastante difíciles de entender y traducir. El traductor debe darles a sus lectores una clave sobre el significado de estas complicadas palabras, de manera que ellos puedan entender y, a través de diversas vías, llegar a conocer y confiar en Jesús, el objeto de su «fe».

LEER LA BIBLIA, UN ACTO NO SOLO DE FE SINO DE SENTIR Y VIVIR LA DICHA DE COMPRENDER EL PORQUE DE NUESTRAS ALEGRIAS,


COMENTARIOS PARA LOS EVANGELISTAS Y TODOS LOS HERMANOS:


Hay muchos versículos que nos exhortan y convocan a estudiar la Biblia (Josué 1:8, Jeremías 23:28-29, Salmos 119 9-11, Hechos 17:11, 2a Timoteo 2:14-16, Hebreos 4:12)


El cristiano es llamado discípulo de Jesucristo que en realidad quiere decir estudiante. El método inductivo es el método más efectivo para llegar a la interpretación genuina según el tiempo en que fue escrito.


Este método enfoca en tres áreas.


I. El contexto


El contexto es vital para asegurar la intención original tanto como el propósito del autor, en el tiempo que fue escrito.


A. Hoy en día hay muchos predicadores y maestros que tergiversan las Escrituras.



1. Llegan a una interpretación erronea porque han ignorado este principio básico del contexto bíblico.


2. El resultado es que destruyen la intención original y el significado del texto.

a. Lo interpretan en forma subjetiva.


b. Lo interpretan en forma en que todo se espiritualiza.


B. "Un texto fuera de su contexto es nada menos que un pretexto."


1. Hay varios tipos de sermones: biográficos, textuales, tópicos y de proposición.


2. Pero hay solo un modo de lograr el método inductivo que resultará en preparar al expositor para su sermón.


II. El ambiente histórico


El ambiente histórico que muestra la cultura y las costumbres es muy importante para saber si la aplicación es de actualidad.

A. Un ejemplo de ambiente histórico es el texto de 1a Corintios dónde la mujer es ordenada por Pablo a cubrir su cabeza con un velo (1a Corintios 11:13).

1. La ciudad tenía el templo de Afroditis que era mantenido por prostitutas del templo; estas mujeres no usaban el velo que representaba el símbolo de tener autoridad sobre la mujer, sea padre o esposo.


2. Las instrucciones de Pablo a las mujeres se concentran en no abusar la libertad que tenían en Cristo, que podría resultar en dos cosas; ser confundidas como prostitutas y traer deshonra a sus esposos por identificarse con las prostitutas de la ciudad.

a. Esto es exactamente lo que podemos llamar relatividad cultural e histórica, demostrando que la intrusión literal no es obligada ni puede ser aplicada en el presente.


b. Pero podemos usar el principio de huir de todo lo que traiga duda del cristianismo y deshonra la autoridad sobre mi vida según el diseño y propósito de Dios para glorificarlo.


3. La Biblia transciende la cultura en cuanto a la moralidad y a la ética.

a. Si la Biblia enseña la santidad sexual entonces es absoluto para todas las edades.b. Si la Biblia enseña que mentir es abominable entonces es malo para todas las edades.


B. Tenemos que tener cuidado de no sustituir la palabra de Dios por enseñanzas humanas para justificar o racionalizar una vida pecaminosa.


1. Sea psicología.

2. Sea antropología.

3. Sea sociología.

4. Sea ética de situaciones.

5. Sean valores de clarificación.

6. Sea cualquier otra enseñanza humana que contradice o se opone a la palabra de Dios, tratando de justificar o quitar la culpabilidad de una vida pecaminosa.


III. El lenguaje original


El idioma original es clave para entender el sentido y entendimiento de las Escrituras sean éstas en Hebreo, Griego o Arameo.

A. El estudio de palabras debe ser hecho en asociación con el tema seleccionado, su contexto y su relación a las otras palabras en la selección o cláusula para evitar una interpretación errónea, porque la misma palabra puede ser usada en diferentes sentidos según la sintaxis y depende de si la palabra es usada literalmente o simbólicamente.

1. Este proceso o método es llamado "Hermenéutica general" que quiere decir interpretación o explicación; también se le llama "gramático-histórico exegético".2.


Hay otro proceso llamado "Hermenéutica especial", que no sustituye a la "Hermenéutica general", pero se usa para interpretar el intento original de poesía y profecía.


B. Cuando una persona empieza a estudiar un versículo, capítulo o libro, el tema central debe ser entendido y ésto sólo resulta al leer una sección en particular una y otra vez, hasta que el tema central se puede ver como el sol, iluminando el propósito del libro o sección.


1. El evangelio de Juan tiene como tema central a Jesús, como el Hijo de Dios.2. El tema de Romanos es la justicia de Dios revelada en los evangelios para la salvación del hombre por medio de gracia y fe. Ahora queremos ver tres pasos necesarios para el metodo inductivo.


I. ObservaciónEl primer paso, la observación, revela lo que dice el texto.


A. Consiste en registrar todo lo que aparece en el versículo, sección o capítulo, en otras palabras lo que está escrito.


1. El estudiante nunca debe concluir que la observación no tiene importancia o que sea obvia.


2. Solo lo que aparece en el texto tiene autoridad, y es la verdad bíblica en contraste con la opinión y especulación humana.


3. Las observaciones no se deben limitar a una lectura sino a varias.


B. Se refiere a los diferentes temas que se encuentran en el pasaje seleccionado.

1. La deidad de Jesucristo.


2. Fe.


3. Santificación.

4. Oración, etc.C.


Se trata de las divisiones naturales contempladas en la sección, capítulo o libro.

1. No debe aceptar las divisiones en su Biblia como si fueran inspiradas por el Espíritu Santo porque fueron designadas por hombres después de la canonización de las Escrituras.


2. Después de varias observaciones quizás la persona llegue a la conclusión que la división en su Biblia es la mejor pero ahora está convencida por su propio estudio.
·

Este proceso proporcionará toda la información posible y valida que se pueda necesitar acerca de un texto, por eso se llama "inductivo".

II. Interpretación


El segundo paso es la interpretación la cual se basa en la hermenéutica general; el contexto, el ambiente histórico y el idioma. Es aquí donde las observaciones empiezan a ser identificadas en relación a otras y al pasaje entero para revelar lo que se trataba de comunicar a la gente de aquel tiempo..

A. Hacer un bosquejo de sección, capítulo o libro para explicar la relación entre los puntos mayores y menores.


1. Sencillo.2. Más detallado.3. Uno completo.


Debe establecer un avance progresivo y una relación entre los puntos mayores y menores.B. Hacer una lista de las palabras claves en el pasaje.


1. Palabras que son repetidas más de una vez.

2. Palabras que se destacan o sobresalen en el pasaje.

C. Hacer una lista de las frases claves.

1. Frases mencionadas más de una vez.

2. Frases que se destacan o sobresalen en el pasaje.

· "Tu gente" en Daniel 9:24, indica Israel.


D. Hacer una lista de los versículos claves.


1. Del libro.2. Del capítulo. E. Identificar los temas teológicos que aparecen.


1. En relación a la sección.2. En relación al pasaje.


F. Hacer las siguientes preguntas al texto.


1. ¿Qué?2. ¿Cuándo?3. ¿Dónde?4. ¿Quién?5. ¿Por qué?6. ¿Cómo?


G. Hacer una lista de los versículos claves.


1. Para animar.2. Para suplir.3. Para complementar.4. Para aclarar.5. Para interpretar.


a. Pero no se debe desarrollar el pasaje paralelo para sustituir el pasaje original.b.


Es muy importante entender que las Escrituras interpretan a la Escritura con la iluminación del Espíritu Santo.


· 1a Corintios 2:13. En el contexto Pablo hace un contraste entre la mente natural del hombre, ciego a las cosas de Dios, y la mente espiritual del creyente, la cual es capáz de de recibir las cosas del Espíritu.


H. Usar concordancias, diccionarios, encíclopedias, estudios sobre palabras y comentarios.


.I. Identificar el género de literatura..


1. Narrativa.2. Poesía.3. Historia.4. Ley.5. Profecía.


a. El proceso de "observación" e interpretación permitirá saber no sólo lo que el pasaje dice sino también lo que quiere decir.


b. Este es el deber de un expositor, descubrir el intento original para luego aplicarlo al día de hoy.


III. Aplicación


El tercer paso es aplicación la cual está centrada en la práctica y relevante verdad a ser aplicada a la vida del cristiano en el mundo de hoy.


A. El expositor hace aplicación de la teología en el pasaje para instruirle en la fe.


1. Regeneración.2. Santificación.3. Iluminación.4. Glorificación.


B. El expositor hace aplicación hacia la vida diaria del creyente.


1. Tiempo de orar.2. Tiempo de leer.3. La necesidad de participar en una iglesia.4. Ejercer los dones del Espíritu Santo, en orden y decentemente.


C. El expositor declarará la responsabilidad de la comunidad de fe hacia la sociedad


jueves, 29 de enero de 2009

EL EVANGELIO DE SAN JUAN.


COMENTARIOS EN TORNO AL EVANGELIO DE SAN JUAN.

Ansberto Arafat Nájera Pérez,


Autor del Evangelio: Juan, el Apóstol.


Fecha:


Incierta, probablemente en la última parte del primer siglo.

Propósito Principal:


Inspirar fe en Jesucristo como el Hijo de Dios.

Textos Claves:



  • 20:31

"Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre."



  • 3:16


"»De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna."


Particularidades:


Es considerado por muchos como el libro más profundo y más espiritual de La Biblia.

En él, Cristo da una revelación más completa de sí mismo y de Dios, que en cualquiera de los evangelios sinópticos.


Quizás el más notable de todos los distintivos de su evangelio es el hecho de que más de la mitad del espacio en el libro se dedica a los sucesos de la vida de Cristo y sus palabras durante sus últimos días.


Discursos y conversaciones encontrados sólo en el evangelio de Juan:


  • La conversación con Nicodemo (3:1-21).



  • La conversación con la mujer de Samaria (4:1-26).



  • Discurso a los judíos en la fiesta de los Tabernáculos (7:14-38).



  • La parábola del Buen Pastor (Cap. 10).



  • Serie de instrucciones privadas a los discípulos, sus palabras consoladoras y su oración intercesora (Caps. 14 - 17).



  • Su encuentro con los discípulos en el mar de Galilea (Cap. 21).

Milagros registrados solo en el Evangelio de San Juan:



  • El agua transformada en vino (2:1-11).



  • La sanidad del hijo de funcionario del rey (4:46 - 54).



  • La sanidad del hombre del estanque (5:1 - 9).



  • El ciego de nacimiento (9:1 - 7).



  • La resurrección de Lázaro (Cap. 11).



  • La segunda pesca milagrosa (21:1 - 6)

Propósito



San Juan, el autor del cuarto evangelio, manifiesta con admirable concisión el propósito que lo mueve a escribirlo.



Como dialogando figuradamente con sus futuros lectores, les explica que las señales milagrosas hechas por Jesús y recogidas «en este libro... se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre» (20.30–31).



Esa es, en resumen, la intención que guía al evangelista a recopilar también el conjunto de enseñanzas y discursos reveladores de la naturaleza y razón de ser de la actividad desarrollada por Jesús, el Mesías, el Hijo unigénito (1.14), enviado por el Padre para «quitar el pecado del mundo» (1.29) y para dar vida eterna a «todo aquel que en él cree» (3.13–17).



El autor del evangelio de Juan (=Jn) se presenta a sí mismo, al igual que a Juan el Bautista, como un testigo vivo de la revelación de Dios. Nadie ha visto a Dios jamás (1.18), pero ahora se ha dado a conocer por medio de su Hijo (19.35; 21.24. Cf. 1.6–8, 15). Encarnado en la realidad humana, el Cristo preexistente y eterno viene a conferir a nuestra historia un nuevo sentido, una categoría que excede a toda nuestra capacidad de comprensión y razonamiento.



De ello, Juan el Bautista rindió un testimonio precursor al comienzo del ministerio público de Jesús. Ahora lo hace Juan el evangelista desde la perspectiva del Cristo que vive a pesar de la muerte, del Señor que con su muerte ha vencido al mundo (16.33) y que es vida para todo el que le acepta por la fe (11.25–26).



El recuerdo del Resucitado está siempre presente en el corazón del autor de este evangelio, como sin duda lo estuvo en el de cada uno de los discípulos que acompañaron al Señor durante los días de su existencia terrenal (Cf. 2.17, 22; 12.16; 14.26; 15.20; 16.4). Y el acontecimiento de la resurrección es como una línea luminosa que corre de principio a fin del libro de Juan y permite contemplar la figura única e irrepetible del Mesías salvador.



Más que ofrecer una biografía de Jesús en el sentido estricto que hoy damos a la palabra, lo que Juan pretende es introducir al lector en una profunda reflexión acerca de la persona del Hijo de Dios y del misterio de la redención que en él nos ha sido revelado. En Cristo se ha manifestado el amor de Dios, y por medio de él, el creyente tiene acceso a las moradas eternas (14.2, 23); es decir, a una vida de comunión con el Padre.



Particularidades del Evangelio



El punto de partida del cuarto evangelista para su consideración del Mesías no es el mismo que el de Mateo, Marcos y Lucas.


Juan busca otros enfoques, de manera que a menudo se refiere a situaciones y eventos, o incluye palabras, enseñanzas y discursos de Jesús no atestiguados por los sinópticos.


Esto permite suponer que probablemente Juan, contando con alguna fuente de información propia, pudo ampliar determinados datos conocidos y transmitidos por aquellos; sobre todo teniendo presente que, de acuerdo con el criterio más ampliamente aceptado, la redacción del cuarto evangelio tuvo lugar después de la aparición de los otros tres, en fechas próximas ya al final del s. I.



Un aspecto singular de este evangelio es el interés que muestra por dejar constancia de la localización de los acontecimientos.


Y curiosamente, en tanto que Mateo, Marcos y Lucas prestan mayor atención a la actividad desarrollada por Jesús en Galilea, Juan se fija de modo especial en los hechos que tienen lugar en Jerusalén (pero cf. Jn 2.12; 4.43–54; 6.1–7.9). Al propio tiempo pone de relieve que determinadas fiestas del calendario judío parecen marcar los momentos escogidos por el Señor para entrar en la ciudad: la Pascua (2.23; 11.55), los Tabernáculos (7.2), la Dedicación del Templo (10.22) e incluso una fiesta no precisada (5.1).



Esta relación simultánea de Jesús con Jerusalén y con las festividades judías es uno de los elementos de composición que contribuyen a dar al texto de este evangelio su peculiar colorido. Pero no es el único, pues existen otros rasgos igualmente característicos que es menester tener presentes. Destacan entre ellos:



(a) el lenguaje simbólico (ej.: el Verbo 1.1; el agua 7.37; el pan, 6.35; la luz, 8.12)



(b) las imágenes tomadas del AT (ej.: el pastor y las ovejas: 10.1–18, cf. Sal 23; la vid y los pámpanos 15.1–6, cf. Is 5.1–7)



(c) las referencias culturales o a la naturaleza humana (ej.: la boda en Caná, la personalidad de Nicodemo, la mujer samaritana, el ciego de nacimiento).



Autor



Detalles como los indicados caracterizan al autor como un auténtico judío, profundamente religioso y buen conocedor de las tradiciones y las expectativas de su pueblo; pero un judío que ha encontrado en Jesús de Nazaret al Mesías esperado, al Salvador y Señor «de quien escribieron Moisés, en la Ley, y también los Profetas» (1.45; 12.32–34, 38; 15.25).


Sin embargo, no contamos con mucha más información acerca de la persona de este evangelista. Diríase, más bien, que él mismo desea ocultar su identidad tras un anonimato apenas quebrantado cuando se refiere a aquel discípulo «al cual Jesús amaba» (13.23; 19.26; 20.2; 21.20), del que en 21.24 se dice que fue quien «escribió estas cosas». La tradición que atribuye el evangelio al hijo de Zebedeo, a «Juan, hermano de Jacobo» (Mc. 3.17), se remonta al s. II.


Contenido



A lo largo de los años se han hecho diversos esfuerzos por establecer de algún modo la cronología de los sucesos referidos en el cuarto evangelio, o por agrupar lógicamente sus elementos literarios.



Como es evidente que el propósito de Juan no fue redactar una crónica, sino crear una atmósfera de reflexión que conduzca al lector a la fe en Jesucristo, el Hijo de Dios, la composición del libro también debe considerarse desde este punto de vista.



De otra parte, lo que sí resulta claro en una primera aproximación al texto es su división en dos grandes secciones.


De ellas, la una llega hasta el final del capítulo 12 y está centrada en el ministerio público de Jesús.


La otra, que comprende los capítulos 13 a 21, narra lo acaecido en Jerusalén durante la última semana de la vida terrenal de Jesús, incluyendo su pasión y muerte, y su resurrección.



El bloque de capítulos que forma la primera sección del libro se abre con un Prólogo (1.1–18) que, con resonancias de Gn 1.1, exalta la encarnación de la Palabra de Dios, eterna y creadora, en la persona de Jesús, el Cristo. Junto a otros asuntos, el evangelio refiere aquí un total de siete milagros o señales realizadas por el Señor para manifestar su gloria y para que sus discípulos creyeran en él (2.11; 4.48; 5.18; 6.14; 9.35–38; 11.15, 40). Son las siguientes:



1. La conversión del agua en vino (2.1–11)
2. La curación del hijo de un oficial del rey (4.46–54)
3. La curación de un paralítico (5.1–18)
4. La alimentación de una multitud (6.1–14)
5. Jesús camina sobre las aguas (6.16–21)
6. La curación de un ciego de nacimiento (9.1–12)
7. La resurrección de Lázaro (11.1–45).



Respecto de estos actos milagrosos es importante subrayar lo que también se percibe en primer lugar en la intención del evangelista; a saber, su propósito de destacar el sentido profundo de esos milagros como manifestaciones de la actividad mesiánica de Jesús.



A dar realce a este enfoque contribuyen los diálogos y discursos que en diversas ocasiones acompañan al relato de las señales (así en 5.17–47; 6.25–70; 9.35–10.42; 11.7–16, 21–27).



La segunda parte del libro muestra a Jesús en su enfrentamiento con los poderes públicos, representados particularmente por las autoridades religiosas judías.


Encabeza la sección el lavamiento de los pies de los discípulos y la predicción de la traición de Judas (13.1–30); viene luego un largo discurso dirigido a los discípulos (14.1–16.33), que concluye con una oración conocida como «sacerdotal» (17.1–26).



Los capítulos 18 y 19 contienen el relato del arresto, juicio, muerte y sepultura de Jesús; y los capítulos 20 y 21 son el testimonio que Juan rinde de la resurrección de Jesús y de las diversas apariciones del Resucitado.


Esquema del Evangelio:



Las subdivisiones que aparecen en el texto se han agrupado en unidades mayores:



Prólogo (1.1–18)



1. Ministerio público de Jesús, el Cristo (1.19–12.50)
a. Juan el Bautista (1.19–34)
b. Jesús comienza su ministerio (1.35–3.36)
c. Revelación de Jesús como el Cristo y enfrentamiento con las autoridades judías (4.1–6.71)
d. Revelación de Jesús como la luz y la vida para el mundo (7.1–12.50)
2. Pasión, muerte y resurrección (13.1–21.23)
a. La última cena (13.1–17.26)
La cena. El nuevo mandamiento. Discursos de despedida (13.1–16.33)
La oración sacerdotal (17.1–26)
b. Arresto, juicio, muerte y sepultura (18.1–19.42)
c. La resurrección (20.1–21.23)
El sepulcro vacío (20.1–10)
Jesús se aparece a María Magdalena (20.11–18)
Jesús se aparece a los discípulos (20.19–21.23)
Epílogo (21.24–25)


REFERENCIA:



Reina-Valera 1995—Edición de Estudio, (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.